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¿Qué entendemos por cuenca hidrográfica y por qué es la unidad territorial óptima para gestionar los recursos hídricos?

Cuenca hidrográfica

¿Qué es una cuenca hidrográfica?: 

Una cuenca hidrográfica es todo el territorio drenado por un río y sus afluentes, delimitado por la línea de cumbres, llamada divisora de aguas, la cual marca la división entre dos cuencas.  

La cuenca drena sus aguas al mar u otro cuerpo de agua a través de diferentes cauces que convergen en un cauce principal, el cual le da nombre a la cuenca. 

Conforman la cuenca tanto los cuerpos de agua -ríos, lagos, arroyos, humedales- como los suelos, sean estos de cultivos, bosques, ciudades, etc. Incluye tanto las aguas superficiales como subterráneas (acuíferos). 

Así, todos vivimos en una cuenca hidrográfica y es allí donde se desarrollan las actividades humanas. La cuenca suministra el agua para beber, para riego, industria, recreación, entre otros usos, al tiempo que proporciona hábitats para la vida. 

La cuenca es un todo, por lo que las intervenciones que se realizan en algunas de sus partes afectan a las otras partes.  

Un ejemplo de cuenca es la del río Maipo, que comienza en las laderas del volcán Maipo, en la cordillera de los Andes, y termina en la comuna de San Antonio, donde el río desemboca en el mar. El río Maipo tiene varios afluentes, como los ríos Colorado, Clarillo y Mapocho, y los esteros Angostura y Puangue, entre otros; y posee cinco subcuencas que drenan hacia el cauce principal: Maipo Alto, Maipo Medio, Maipo Bajo, Mapocho Alto y Mapocho Bajo. 

En esta cuenca, por ejemplo, la degradación de las zonas altas del río Maipo, como la subcuenca del Maipo Alto, tienen un efecto directo en la calidad y cantidad de agua que tiene Santiago (Mapocho bajo) 

En Chile existen 101 cuencas hidrográficas y la mayoría de ellas va desde la cordillera al mar. 

Cada cuenca posee sus propias características hidrológicas, hidrogeológicas, ambientales, así como económicas, sociales y culturales. Por ejemplo, acá vemos la representación de tres cuencas chilenas -del norte, centro y sur- donde se puede apreciar sus diferencias: 

Además, en las cuencas existe una diversidad de usos y usuarios que interactúan, acuerdan o compiten entre ellos por los recursos de dicho espacio. Por ejemplo, entre los usos y usuarios de los recursos hídricos están los ecosistemas, agricultura y ganadería (grandes y pequeños productores), industrias (manufactura, minería, pesca, turismo, etc.), servicios de agua potable (rural y urbana), generación eléctrica, entre muchos otros. 

Gestión del ciclo natural del agua 

Cuando se habla de gestión del agua en todo su ciclo natural se considera una gestión a partir de sus fuentes y en todos sus estados (sólido, líquido y gaseoso). Es decir, incluye la protección, restauración y monitoreo de todos los elementos del ciclo natural del agua, como los ríos, cauces, suelos, acuíferos, glaciares, bosques, etc.  

Existe un pequeño ciclo del agua que no es natural, sino que antrópico (producido por la actividad humana), y su gestión se refiere al agua una vez que es extraída de la fuente. Por ejemplo, el manejo del agua que llega a las ciudades o la que se usa en los procesos productivos, es captada de las fuentes, tratada, almacenada, distribuida, utilizada, y en algunos casos devuelta o vertida al sistema natural. 

Las acciones de gestión del ciclo natural y del ciclo antrópico deben interactuar a través de la protección y recuperación de la cantidad y calidad del agua. 

La gestión adecuada de los recursos hídricos del ciclo natural debe tener en cuenta las dimensiones, económicas, sociales, medioambientales y culturales de las intervenciones que el ser humano realiza como parte del ciclo natural del agua, y se centra tanto en la gestión de los ciclos antrópicos, como del ciclo natural en cuanto a las fuentes del agua o medios acuáticos, es decir, de los glaciares, ríos, suelos, acuíferos, etc.   

Gestión de los Recursos Hídricos a nivel de cuenca 

Para abordar la gestión hídrica de forma sustentable hay que considerar todo el ciclo natural del agua, que en gran medida se desarrolla en la cuenca hidrográfica. 

Esta gestión debe tener en cuenta las distintas dimensiones de la actividad humana, así como las necesidades de adaptación y mitigación del cambio climático. 

Desde hace décadas existe consenso mundial en que la unidad territorial óptima para realizar la gestión de los recursos hídricos sostenible es la cuenca hidrográfica. Esto se debe a que las características físicas del agua generan en ese ámbito territorial un grado alto de interdependencia entre usos y usuarios. Por esta razón, la cuenca hidrográfica es la unidad donde se pueden ver y medir los efectos de las intervenciones en el ciclo del agua, y donde se puede tener mayor control de dichas intervenciones.​ 

Mediante un enfoque participativo a escala de cuenca es posible la coordinación para lograr un equilibrio entre los usos del agua, los usuarios y el entorno, a través del aumento de la confianza y la definición de acciones comunes a corto, medio y largo plazo. 

Esto permite mejorar la salud de las cuencas, de la cual depende el medio ambiente, la economía y la sociedad. 

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