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Viñas

EH2030 avanza en propuesta para mejorar la institucionalidad del agua en Chile

  • En la primera reunión de la mesa temática del Eje 1 de la Transición Hídrica, sobre Gestión e Institucionalidad del Agua, el equipo de EH2030 dio a  conocer la metodología y avances en relación a la proposición que se va a elaborar en esta materia.
  • Asimismo, se revisó un análisis de las fortalezas, oportunidades, desafíos y amenazas de la gestión del agua en Chile.

Escenarios Hídricos 2030 sigue avanzando en la implementación de la Transición Hídrica en el país, es decir, de una estrategia que permita garantizar la disponibilidad de agua para el bienestar humano, el desarrollo socioeconómico y asegurar los ecosistemas. Para eso, está trabajando en los cuatro ejes estratégicos que identificó para lograr la seguridad hídrica: gestión e institucionalidad del agua; protección y conservación de nuestros ecosistemas hídricos; eficiencia y uso estratégico del recurso; y migración e incorporación de nuevas fuentes de agua.  

EH2030 considera la Gestión e Institucionalidad del Agua como el engranaje fundamental para articular la Transición Hídrica, debido a que es lo que permite movilizar y habilitar la implementación de acciones y soluciones en el corto, mediano y largo plazo. 

Es así como este año la iniciativa comenzó a trabajar en este eje con el objetivo de presentar a mediados de 2021 una propuesta para una nueva institucionalidad del agua, tanto a nivel nacional como para la gobernanza en los territorios.

PROCESO PARTICIPATIVO

La elaboración de esta propuesta se está realizando mediante un proceso de co-construcción que integra a actores clave indispensables para abordar la seguridad hídrica: sector público, productivo-privado, ONGs, mundo académico, municipios, comités o cooperativas de agua potable rural (APR) y organizaciones de usuarios de agua (OUAs), entre otros. El diálogo con estos actores tiene lugar principalmente en dos instancias: talleres en las cuencas piloto del Maule y del Maipo, y mesas temáticas para cada uno de los cuatro ejes. 

La primera reunión de trabajo de la mesa temática del Eje 1 se realizó el 23 de junio, y en ella se discutió sobre la metodología y próximos pasos en esta materia. El encuentro fue encabezado por Gabriel Caldés, quien coordina este eje, en conjunto con Andrés Gutiérrez, director ejecutivo de Fundación Newenko, institución que forma parte del equipo técnico de EH2030.

Entre otros asuntos, en la mesa se informó sobre el levantamiento de información y el examen de una serie de insumos, que se utilizaron para construir un cuadro de funciones y un análisis FODA, es decir, de las fortalezas, oportunidades, desafíos y amenazas que presenta la gestión del agua en este momento en Chile.

Según explicó Gutiérrez, entre la bibliografía revisada para el análisis destaca la actualización del informe del Banco Mundial de 2013, así como el estudio sobre la gobernanza de la infraestructura del agua de la OCDE del año 2016, la propuesta del Instituto de Ingenieros hacia una gestión integrada de recursos hídricos de 2012, estudios oficiales de la DGA sobre organizaciones de usuarios, de enero de 2018, las proyecciones de demanda el agua, entre otros estudios e informes. También se han considerado las propuestas del Ministerio de Agricultura y los avances de la Mesa Nacional del Agua. 

Todo lo anterior, además de los estudios realizados para las publicaciones Transición Hídrica: el Futuro del Agua en Chile, y MAS Seguridad Hídrica, Medidas, Acciones y Soluciones (Escenarios Hídricos 2030, 2019).

Asimismo, señaló Gutiérrez, hasta mediados de junio se habían efectuado 24 entrevistas a distintos expertos, representantes de ONGs vinculadas con el agua y el medio ambiente, ex autoridades ligadas con la administración del Estado con competencias en materia de agua, y actores de cuencas, representantes de organizaciones de usuarios de agua (OUA) y de sistemas de agua potable rural (APR). 

gestión del agua

Con toda esta información se realizó, entre otros estudios, un análisis FODA sobre tres elementos principales: políticas públicas, actores e instrumentos de gestión. A continuación, una síntesis de los resultados expuestos:

POLÍTICAS PÚBLICAS

La primera debilidad que se detectó en esta materia fue la falta de una política pública frente a la escasez hídrica, la que se ve agudizada por una falta de liderazgo y de un acuerdo nacional respecto a qué hacer con el agua. Esto es también una amenaza y produce sus mayores complicaciones en ciertos usos que no tienen una prioridad clara en políticas públicas e instrumentos de gestión, lo que genera diversas dificultades, como falta de agua para consumo humano y contaminación, y en definitiva es una de las causas basales de los principales problemas de agua en Chile. 

Como fortaleza, dentro de las políticas públicas destaca la existencia de diversos estudios, así como cierto consenso en la necesidad de mejorar el sistema. Existe autocrítica en torno a la falta de liderazgo y de un acuerdo nacional. La institución que actualmente tiene la mayor cantidad de atribuciones, dentro de las más de cien funciones en materia de agua, es la Dirección General de Aguas (DGA), que es también la que tiene una mayor intensidad de intervención. Sin embargo, se pueden identificar varios problemas en relación a la DGA: no cuenta con la jerarquía política necesaria ni con los recursos para abordar adecuadamente todas sus competencias; no tiene presencia a nivel territorial; y adolece de déficit de información.

En cuanto a las oportunidades, existen ciertos desarrollos institucionales que pueden servir como referencia; por ejemplo, algunos de los entrevistados destacaron el diseño institucional en Turismo, donde existe un comité de ministros que define las políticas públicas y una subsecretaría encargada de implementar y articular a los servicios públicos que se encuentran a cargo de los distintos temas. Los entrevistados también mencionaron la institucionalidad en materia de Energía, donde hay un muy buen sistema de resolución de conflictos, algo muy sensible en materia de agua.  

ACTORES

En relación a los actores, como debilidad se identificó la falta de competencias de las OUAs para hacer una gestión sustentable; es decir, dentro de sus atribuciones y objetivos no tienen ese propósito, no tienen una mirada de cuenca ni una visión sistémica, sino que básicamente su preocupación es conducir y distribuir las aguas entre sus miembros titulares de derechos de aprovechamiento, conforme a sus acciones. Falta una mirada sistémica y se produce una desconexión entre los distintos actores de la cuenca, que actúan como sistemas cerrados, lo que afecta el equilibrio que debe existir dentro de la cuenca. Como ejemplo de esta situación se puede mencionar lo que ocurre en la desembocadura de la cuenca del Maipo, donde se registran dificultades para organizarse y posicionar los intereses de distintos actores. 

Como amenaza, está el aumento sostenido de la demanda de agua en los próximos años. De acuerdo con los estudios de la DGA de 2016, salvo en el caso de la minería, prácticamente todos los usos del agua tienen un crecimiento. A esto se suman la información deficitaria y la falta de herramientas para controlar la demanda. 

Sobre las fortalezas, se constata que las OUAs tienen una experiencia relevante en materias operativas, lo que las convertiría en las instancias adecuadas para generar, recopilar y –probablemente- procesar la información,  para entregarla a la autoridad u órganos de cuenca encargados de publicarla para generar una gobernanza que contenga transparencia y rendición de cuentas. 

En las distintas entrevistas se detectó como oportunidad el hecho de que la crisis hídrica facilita los acuerdos entre actores. Un ejemplo es lo que ocurrió el año pasado en la cuenca del Maipo, donde las conversaciones entre agricultores y empresas sanitarias permitieron evitar el racionamiento del consumo humano en Santiago. 

INSTRUMENTOS DE GESTIÓN 

La primera debilidad es que el sistema de gestión establecido a través del mercado de derechos de aprovechamiento (DAA) es insuficiente para abarcar ámbitos de la seguridad hídrica como el consumo humano y las funciones ecosistémicas ligadas al ciclo hidrológico. Esta es una falencia central en el sistema de gestión.

Por otra parte, se aprecia la subutilización de instrumentos de planificación territorial (IPT) en la gestión del agua. Los IPT que existen no contemplan el agua dentro de sus esquemas, principalmente por falta de capacidades. Según los datos recopilados, las municipalidades no han incorporado la gestión del agua dentro de su funcionamiento, lo que se agudiza con las amenazas, es decir, en un escenario de sobreexplotación y falta de mecanismos para enfrentar situaciones nuevas, principalmente la sequía.

Como punto a favor, existe un marco institucional y normativo en funcionamiento. Como oportunidad, acaba de entrar en vigencia (mayo) la Política Nacional de Desarrollo Rural, donde se encuentra presente el agua en prácticamente todos los ámbitos. Y la ley 21.074 (2018) sobre el fortalecimiento de la descentralización del país, que comienza un proceso de transferencia de competencias, es una instancia que se puede aprovechar para que los IPT puedan tener una mayor injerencia en la gestión de los recursos hídricos, ya sea a través de mecanismos de coordinación, instrumentos de la institucionalidad del agua, o directamente a través de regular y establecer prioridades en la reasignación y asignación de los usos del agua. 

Para más información sobre este tema, es posible ver una entrevista a Andrés Gutiérrez en EmolTV .

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