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- Más del 40 por ciento de los problemas hídricos en el país se debe a una deficiente gestión del agua. Sin embargo, con medidas a tiempo, incentivos y la implementación de innovación es posible aplacar el escenario actual y futuro.
- En esta nota de Pulso-La Tercera, Ulrike Broschek, Líder de Escenarios Hídricos 2030, se refiere al valor de la eficiencia hídrica.
Meses atrás el Instituto Mundial de Recursos (WRI por sus siglas en inglés), ubicó a Chile a la cabeza de los países que enfrentan un alto estrés hídrico, escala que antecede a los países que presentan riesgos extremadamente altos, como Qatar, Israel y Líbano. La crisis del agua está a la vista: el país ha tenido la década más seca de toda la historia y ha habido sobre explotación del recurso.
Varios estudios de Fundación Chile indican que enfocar la eficiencia en el uso del agua en los usuarios más intensivos es una de las medidas que puede tener mayor impacto para revertir la situación.
En esa línea, Ulrike Broschek, líder de Escenarios Hídricos 2030, explica que, en todos los sectores productivos, hay una oportunidad de aumentar la eficiencia en el uso del agua, pero es la falta de incentivos lo que ha impedido un real avance. «La agricultura tiene actualmente en torno al 45% de eficiencia, frente al estándar mundial que indica que se puede llegar al 90%. En el sector sanitario una pérdida razonable sería en torno al 15%, y alcanza un 30% en sus sistemas de distribución, según la cifra informada a la SISS,y algunas empresas reconocen que podrían estar perdiendo incluso más», dice Broschek.
En el país existen diferentes realidades del recurso de acuerdo a la geografía y desarrollo económico, sin embargo, los problemas relevantes son comunes a todo el territorio. Por ello, soluciones estructurales en el corto plazo y en todo el país permitirían un avance para la incorporación de soluciones locales. «Por ejemplo, mejorar la gestión, institucionalidad y lo que se conoce como «gestión integrada de recursos hídricos»; desarrollar plataformas para sistematizar, dar mayor acceso, mejorar la información y sus intervenciones; aumentar la fiscalización de las intervenciones; desarrollar planes para la restauración, conservación y fomento de ecosistemas hídricos; uso eficiente y disminución por parte de los sectores productivos enfocando en los usuarios intensivos; desarrollo de sistemas de captación y almacenamiento de aguas lluvia en acuíferos, y reúso de las aguas residuales tratadas que actualmente son descargadas al mar», indica.
Proyectos e innovación
Con el Fondo de Innovación para la Competitividad (FIC-R) del Gobierno Regional de Coquimbo y la ejecución de Fundación Chile, en Ovalle se construyó un sistema de reúso productivo para el riego de 6 hectáreas de alfalfa con 6 l/s descargados por la planta de tratamiento de agua servida rural Cerrillos de Tamaya, ¿cómo opera la planta? Las aguas residuales domésticas se conducen por alcantarillado al sistema de tratamiento. Luego, se tratan con tecnología de lodos activados que degradan su carga orgánica y una desinfección con cloro para eliminación de patógenos, cumpliendo con normativa D.S.90. Posteriormente, todo es almacenado en un tranque abierto en el predio.
Las aguas pasan por un sistema de filtro de anillas y desinfección UV, asegurando la eliminación de cualquier material particulado y biológico que pudiera perjudicar el sistema. Finalmente, una bomba impulsa el riego por aspersión de 6 hectáreas de alfalfa que requieren unos 8.000 m3/ha/año.
Asimismo, KSB ha desarrollado tecnología de vanguardia a través del sistema KSB Guard, que permite el monitoreo del estado de las bombas de agua para lograr mayor disponibilidad y eficiencia del recurso hídrico. A través de un sensor que mide vibración y temperatura se registran datos directamente en la bomba; luego esos datos se procesan en la nube KSB y podrán consultarse en la app KSB Guard o en el sitio web.